Un significativo número de personas en el mundo eligen organizar su vida en pareja una vez han llegado a la edad adulta y han definido por lo menos en parte su situación económica.
Este es el ideal:
que hayan llegado a la edad adulta, esto es, madurado física y psicológicamente
y que hayan definido por lo menos en parte su situación económica. No obstante,
a muchos de nuestros hijos y estudiantes ni siquiera fue posible que les
llegara este mensaje, y muchos de ellos no lograron vivenciar armónicamente la
etapa promedio de la adolescencia y menos aún cruzar satisfactoriamente este
umbral para que salieran fortalecidos con sus experiencias y por lo tanto con
mejores herramientas para enfrentarse a la vida adulta.
¿Qué les está faltando a nuestros jóvenes en
sus hogares y colegios? ¿Afecto, comprensión, confianza, respeto,
oportunidades, diálogo y valores por ausencia de buenos ejemplos?
Esta respuesta tal vez la tengan los padres
y madres de familia que vieron salir a sus niños y niñas a enfrentarse con las
responsabilidades de la vida adulta siendo aún muy jóvenes y sin algún mínimo
de preparación para sortear las experiencias con éxito. O, tal vez, la tengan
los mismos padres y madres de familia que también salieron tempranamente de sus
hogares y todavía guardan en sus recuerdos aquella causa o motivo que los puso
en circunstancias de adultos cuando todavía eran niños y niñas.
Convertir en tema de reflexión los
contenidos propuestos para el grado 11, es colocarlos de frente con casi todas
las implicaciones que significa asumir una vida en pareja, aunque nosotros no
hayamos podido hacerlo, y considerar algunas acciones que, quienes vivan en
pareja, deben tener en cuenta.
Colocar al adolescente que todavía es
estudiante de grado 11 frente a algunos pormenores, compromisos,
responsabilidades y dificultades que conlleva asumir la vida en pareja,
incluyendo la llegada de los hijos, como espacio ideal que sigue siendo para su
advenimiento, con sus implicaciones, es proporcionarles elementos de reflexión
no sólo sobre lo que ellos han significado para sus padres sino también sobre
lo que esta decisión implicará para ellos, de modo que se preparen para este
propósito si es su libre decisión asumirlo o para que no los tome de improviso
si fuera el resultado de alguna ligereza.
La vida en pareja no sólo significa convivir
con otra persona para ayudarle a lograr sus metas y realizar sus anhelos que
debemos convertir en propios (y por lo tanto la necesidad de tener intereses
comunes) sino también la necesidad de estar preparados para afrontar con
dignidad todo lo que este hecho implica porque en una relación de pareja, más
que en cualquier otra decisión que se tome, es fundamental haber interiorizado,
entre muchos otros, el valor de la responsabilidad porque su reconocimiento y
vivencia es parte fundamental en las relaciones de pareja y garante esencial
del respeto de los derechos básicos de todo el grupo familiar.
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